
Paul Madaule, L. Ps
No todos los niños aman la música, lo que puede deberse en algunos casos, a una inicial percepción distorsionada o monótona del sonido musical, produciéndose un desinterés para toda la vida en estos auditores.
Este trabajo nos muestra en el método musical Tomatis que se han sorprendido en la relación que existe en ciertos niños entre la carencia de huellas musicales que deja una piesa sonara y sus bajos rendimientos en otras áreas del lenguaje.
Oír, Escuchar, Lenguaje y Aprendizaje
Oír y escuchar son dos funciones diferentes. Escuchar es la facultad de seleccionar información que uno desea oír para percibirla de manera clara y ordenada, lo que implica atención, cuidado y concentración, siendo un proceso de vital importancia en el proceso de aprendizaje. Por ejemplo, mucho antes de que el niño o niña balbucee o exprese sus primeras palabras, ya es capaz de enfocar sonidos del idioma de sus padres, momento desde el que comienzan a desencadenarse una serie de etapas que le permitirán en un momento determinado aprender su idioma.
Escucharse a si mismo, es el punto de partida para la adquisición del lenguaje oral.
El niño que ingresa a la escuela, y ha integrado de manera adecuada los sonidos de su idioma y es capaz de reproducirlos sin distorsión, no tendrá problemas para aprender a leer, escribir y a deletrear, porque podrá traducirlos con facilidad a la escritura.
La Música y el Escuchar
La música está compuesta por el ritmo y la melodía, que dan origen a una serie de sonidos altamente organizados que deben ser analizados por el oído. Por lo tanto el escuchar música o cantar, son formas excelentes de que el niño aprenda a percibir sonidos de manera organizada o mejor dicho aprenda a escuchar.
La Música y el Lenguaje Oral
El tono, el timbre, la intensidad y el ritmo son las principales características de la música, pero estas también se encuentran en el el lenguaje oral, por lo que podemos decir, que la música prepara al niño, a su voz, a su oído y a su cuerpo para escuchar, integrar y emitir sonidos. Es decir, la música tiene un valor pre-lingüístico, porque tiene todas las características del lenguaje a excepción del valor semántico, lo cual en el periodo en que el niño comienza a balbucear o emitir sus primeras palabras carece de importancia, pues a él lo que verdaderamente le importa es el sonido agradable y divertido de las palabras, para escuchar, aprender y vocalizar, pues en una etapa posterior les atribuirá un significado. De cierta forma, las canciones son como juguetes para el oído y la voz, por lo tanto, todos los niños debieran tener acceso a ellos.
A demás las canciones y versos infantiles armonizan las funciones motoras y corporales, aumentando el nivel de conciencia que tiene el niño de su cuerpo y de su imagen corporal, lo que constituye una preparación para el "lenguaje exitoso", pues sólo por arrojar algunos datos se mencionan los siguientes: al hablar utilizamos más de 100 músculos, o bien para escribir necesitamos varias capacidades motoras.
La música también se puede utilizar en al aprendizaje de contenidos, por ejemplo en matemática, los niños pueden aprender de forma divertida cantando las tablas de multiplicar como una serie de números.
El Niño con Problemas de Escucha
Los niños con problemas para escuchar no pueden acceder a la gran cantidad de beneficios que la música nos ofrece como un medio de aprendizaje, lo que podemos entender claramente si comprendemos que sus percepciones se limitan a sonidos confusos, distorsionados y difusos. O sea, estos niños estarán en desventaja en el proceso de desarrollo del lenguaje, tendrán problemas para leer, deletrear e incluso se les puede diagnosticar dislexia o dificultades de aprendizaje.
El uso de la Música en el Método Tomatis
El propósito del Método Tomatis es mejorar la capacidad de escuchar y reducir sus problemas, mediante un programa de entrenamiento auditivo en fases correspondientes a las etapas del desarrollo del proceso de aprendizaje. Para dicho propósito se utilizan cuatro tipos de información musical:
La Música de Mozart: logra el más perfecto equilibrio entre los efectos relajantes y vigorizadores del sonido, por lo que se utiliza en todas las etapas del programa: durante la fase pasiva, relaja al niño y al mismo tiempo lo despierta al mundo de sonidos, preparándolo escuchar y comunicarse. En la etapa activa el niño se relaja mediante la repetición de las palabras, los ejercicios de lectura y la convinación con el canto.
Los Cantos Greogorianos: es un ritmo compatible con el de la respiración y los latidos cardiacos de una persona calmada y relajada, por lo que tranquiliza a los niños impulsivos, irritables, tensos o inquietos. Mejora la calidad de la voz y prepara el camino para cuando el niño tenga que repetir palabras y leer en voz alta, porque enseñar a emitir un buen sonido con la voz es fundamental para el control de autoescucha, y un niño que guste de su voz, sera más feliz al usarla para hablar.
Canciones Infantiles:son la invitación al lenguaje. Los niños menores de ocho años las escuchan y cuando lo deseen comienzan a cantarlas, mientras que los mayores realizan ejercicios con cantos gregorianos que reemplazan los verso infantiles.
Valses
Conclusión
La música relaja y vigoriza al niño, estimula su capacidad de escuchar, lo invita a comunicarse y aprender, preparando su voz y su cuerpo para la expresión del lenguaje.
Este método es muy beneficioso para los niños con problemas de lenguaje y para adultos que padecen de problemas de comunicación.
****************************************************************************************